¿Cómo será el mundo en 2060? ¿Qué papel desempeñarán el cambio climático y la creciente población mundial? ¿Cómo armonizan el deseo de prosperidad y los recursos limitados? John Webster escribe una carta cinematográfica a su bisnieta imaginada.
¿Cómo se verá el mundo cuando nazca mi bisnieta? Es la pregunta que se plantea el cineasta John Webster. Él la llama Dorit. Dorit vivirá probablemente en la década de 2060. Se la imagina con pequeñas botas de goma amarillas mientras camina por una costa completamente diferente a la que conocemos ahora. Este reportaje es un alegato por la protección de la naturaleza para las generaciones futuras. ¿En qué clase de mundo vivirá Dorit? ¿Cómo y cuánto habrá cambiado debido al cambio climático? John Webster lleva al espectador a través de un viaje emocional y físico, desde Finlandia, pasando por toda Rusia hasta las minas de carbón de Siberia, las Islas Marshall en el Pacífico y a través de los Estados Unidos hasta Nueva York. El mundo no le ofrece a Dorit buenas perspectivas: a los 6.600 millones de personas que habitan la Tierra hoy se les sumarán 2.500 millones más para 2050. En esa fecha, será un total de más de 9.000 millones de personas que querrán comer y vivir, tomarán más alimentos de la tierra y liberarán aún más gases tóxicos a la atmósfera. Una parte creciente de la humanidad reclama más y más prosperidad sin tener en cuenta los límites de la naturaleza. Cada año producimos varios miles de millones de toneladas de CO2. La consecuencia más inmediata son tormentas, sequías, inundaciones… Los investigadores climáticos advierten de que la humanidad debería reducir drásticamente sus emisiones de carbono para 2050. De lo contrario, el planeta ya no podrá soportar la creciente población, y la vida será cada vez más complicada.