La joven china Xu Qing se forma para ser enfermera geriátrica en la Selva Negra. Xu Qing se enfrenta a personas en la última fase de la vida, a una jefa resuelta y a mucha salchicha. El reportaje la acompaña durante tres años llenos de cambios.
Xu Qing, de 23 años, nunca había abandonado su China natal hasta ese momento, y está ansiosa por ver el mundo. La oferta para formarse como enfermera geriátrica en Alemania llega en el momento oportuno. Qing hace las maletas. Pero la llegada a Alemania, a un entorno provinciano, viene acompañada de desilusión y de choque cultural. Mientras Qing aún se extraña de que los alemanes coman pan con carne fría todos los días, su jefe espera una rápida integración.
Qing echa de menos su casa, tiene dificultades con el idioma. Pero no hay tiempo para eso. Afortunadamente, Qing comparte vivienda, trabajo y problemas con otras tres mujeres chinas. Cocinar juntas y los dumplings la ayudan a superar algunos obstáculos.
Entretanto, los ancianos de la Selva Negra celebran que la “diligente china” haya traído un cambio a la rutina diaria de la residencia. Quien más se alegra es la señora Wohlfahrt, quien atribuye la inteligencia de Qing al consumo de ojos de pescado. Y el ya centenario señor Reiner, siempre alegre, se convierte en su mentor. Casi se podría decir, que es su abuelo adoptivo.
La película acompaña a Qing durante tres turbulentos años. Asistimos a sus luchas, la observamos mientras echa sus primeras raíces y la vemos madurar. Un reportaje sobre el proceso de independizarse y levantar el vuelo, de moverse entre culturas y encontrar su propia vida.
