El cambio climático en el Ártico causa miedos, pero también esperanzas. El nivel del mar subirá e inundará muchas regiones. Pero el hielo derretido liberará nuevas tierras que albergan petróleo, gas y minerales. Surgirán nuevas rutas marítimas.
En el extremo norte, el deshielo se vincula con muchas esperanzas. Allí quedarán al descubierto codiciados recursos naturales que les permitirán una vida mejor a los inuit. Pero también corporaciones internacionales y autoproclamadas potencias asociadas, como China, esperan beneficiarse de los tesoros que alberga la región. Se habla incluso de la Ruta Polar de la Seda. Las grandes corporaciones se posicionan para explotar los recursos del Ártico, mientras los los pueblos originarios, los inuit, luchan por su independencia en el extremo septentrional.